HUELGAS

HUELGAS

Huelga de médicos y enfermeras también en Cataluña y en otras CCAA, siguiendo la que desde hace ya semanas se está produciendo en la comunidad de Madrid, aunque por motivos o matices diferentes a las reivindicaciones que, en el caso de Madrid, esgrimen los médicos de atención primaria. La huelga debería ser siempre la última opción en una negociación laboral, y más cuando hablamos del sector servicios, donde los primeros perjudicados no son los empresarios, o las administraciones públicas, sino, como en este caso, los pacientes.

Obviamente, dependiendo del tipo de huelga o de su duración, la repercusión sobre el normal funcionamiento del sistema es dispar, pero en la situación en la que se encuentran los servicios de salud de las comunidades autónomas, estas huelgas resultaran catastróficas para la atención sanitaria, y aumentaran, aún más, las largas listas de espera, y la inquietud e incertidumbre de los pacientes.

Por eso sorprende que las administraciones hayan reaccionado tarde o no hayan reaccionado, o lo hayan hecho con poca voluntad de consenso. Porque razones a los profesionales no les faltan, llevamos hablando de ello muchas semanas y meses. Nadie puede sorprenderse de que después de visualizar los problemas, de diagnosticar lo que esta pasando en nuestro sistema nacional de salud, no se hayan puesto encima de la mesa, no soluciones temporales o “parches” para salir del paso, sino las bases de una reforma estructural del sistema después de una experiencia radical como ha sido la pandemia por la COVID-19, a la que hay que sumar problemas como la falta de profesionales, el envejecimiento de la población, la transformación digital o la infra-financiación, por citar algunos de ellos.

Dada la impopularidad de este tipo de huelgas que, como ya he comentado, afectan directamente al ciudadano, y al ciudadano enfermo, seria deseable que ambas partes afrontaran responsablemente este conflicto, que da la impresión de que podría cronificarse, y lo peor de todo, que dados los tiempos en los que estamos, politizarse. La demagogia no es buena compañera para analizar los problemas o la situación del sistema. Por lo que estamos  viendo ahora, las huelgas se están produciendo en comunidades con gobiernos de diferentes afiliaciones políticas, lo que nos indica que estamos, si bien con particularidades “locales”,  ante un problema estructural, como ya se viene comentando desde el fin de la pandemia.

Una vez más el Ministerio de Sanidad, si bien hay que insistir, no tiene competencias sobre la gestión de los servicios sanitarios, debería liderar, desde el consenso, coordinación y colaboración el posicionamiento de la administración del sistema. Esta es una de sus funciones, y hoy es urgente que la ejerza.

Por otra parte los profesionales han de medir y valorar, como supongo ya están haciendo, hasta donde pueden llegar en sus reivindicaciones a través de una huelga de estas características. La ciudadanía ya es consciente de la situación de los servicios sanitarios, podemos afirmar sin exagerar, que la esta sufriendo, por lo que no se trata de concienciarlo sobre un problema, sino empoderarlo para que a la hora de votar sea consciente que el modelo sanitario también se decide en las urnas.

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