El médico de cabecera y la relación con su paciente


El Doctor (1891). Luke Fildes (1843-1927). Óleo sobre lienzo. Tate Britain. Londres.


El arte se convierte en un reflejo de lo que es y de lo que nos gustaría que fuera.  Con el realismo que le caracteriza, Luke Fildes nos muestra una escena de finales del siglo XIX, en la que un médico a la cabecera de la improvisada cama de una niña enferma espera, en una humilde casa, cuida, observa y vigila su salud, mostrando empatía e interés; mientras sus padres, asisten tristes a ese dramático momento en una penumbra reflejo de su tristeza. Quizá el fin no fuera dramático y la niña, gracias a los cuidados de su médico, volviera a jugar y a vivir dando alegría a sus angustiados padres. La luz que entra por la ventana es símbolo de esa curación, tal y como el propio Fildes describió.

Varias reflexiones surgen la vista de esta obra:

Qué importante es el médico de cabecera. Fildes pinta este cuadro en un momento en que la medicina, empieza a ser reconocida como una ciencia y, los médicos, por tanto, comienzan a adquirir un mayor prestigio. Según palabras del propio Fildes “poner al médico en la posición que merece”, poniendo a su vez de manifiesto la heroicidad del médico en una sociedad como la victoriana. La obra fue pintada a raíz de la muerte de su hijo con tan solo un año, como homenaje a los desvelos del doctor que le atendió, el Dr. Murray.

La relación médico paciente y con sus familias. La atención en el hogar. Qué el médico esté en los momentos más difíciles, que acuda a casa de su paciente, sabiendo estar a su lado, que consuele, escuche, se preocupe.  Quizá esta pintura nos haga pensar en el auténtico sentido de la medicina, del acto médico. “Si puedes curar cura, si no puedes curar alivia, si no, consuela”, pero siempre a pie de cama del paciente, siempre junto a él.

A veces, es bueno reflexionar sobre lo que puede ser mejor.  Valoremos la Atención Primaria y, con ella, la relación humana del médico con su paciente; hay que volver a darle ese sentido, hay volver a la cama del paciente allí donde se encuentre, en cualquier etapa de la vida.  El futuro se orienta a ese cuidado en domicilio.  A veces el pasado, nos recuerda que no hay nada nuevo, que solo tenemos que echar la vista atrás, y dejarnos seducir e inspirar por escenas como esta que nos transmite toda la humanidad del cuidado reflejada en un claroscuro. Pero es nuestro médico el que está iluminado, él es la ciencia, el saber, el cuidado y el consuelo.

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