La crisis del sistema sanitario privado

En España hay una decena de millones de personas que tienen un seguro de salud que se pagan  de su bolsillo, seguramente porque el sistema público no les está dando el servicio esperado para ellos.

Un 20% de los asegurados proceden del sector público por un modelo que desde el año 1975, eligen prestador asistencial que son los funcionarios del Estado. Y este privilegio conduce a que más del 80 % de los funcionarios y sus familias eligen el modelo de Compañías. Esta forma de prestar la asistencia sanitaria, casualmente le cuesta al Estado que lo financia, menos de un 30 % de lo que le cuesta al sistema público su propia provisión. Muchos hemos pensado a lo largo de los años que era un Modelo a explotar, porque ese plebiscito se podría trasladar a la población y ver cómo se comporta las personas en su libertad de elegir. ¿Utopía? Holanda la adaptó para su modelo prestacional en sus reformas del siglo pasado y les funciona muy bien.

Sin embargo, en la actualidad hay una serie de condicionantes que han generado malestar en los profesionales del ejercicio privado, sobre todo en sus contraprestaciones, que están trasladando a los servicios, donde se están creando listas de espera y deserción de profesionales dentro de los cuadros de las compañías.

También nos vamos a ocupar de este fenómeno porque está generando una crisis de modelo que debe ser atajado de inmediato y eso, depende de las condiciones en las que se presta la actividad y que aseguradores, hospitales y médicos deben trabajar al unísono para incrementar la satisfacción de todas las partes. Para ello, es imprescindible entender el funcionamiento del Sistema y los condicionantes que le asisten para poder corregir los desajustes que los tiene.

En este capítulo invitamos  a venir a ConfiSalud a aseguradores, a hospitales, a médicos y a enfermeros para poder analizar sus causas y aportar diversos procedimientos de arreglo. Y en este terreno hay mucho recorrido por delante.

En esta modalidad, no hay actitudes políticas que condicionen el análisis y sus soluciones. Aquí existe una realidad que, o se arregla el desajuste, o el propio mercado se encargará de que aquellos que mejoren serán los que lideren el futuro.

En el sector hay mucho ingenio  por aplicar. Hay una gran homogeneidad en los productos asistenciales y sin embargo, en el mundo se segmentan mucho más las necesidades y apetencias de los clientes. Y , sobre todo hay mucho por explicar, por hacer entender al mercado para poder perfeccionar los productos que son prestaciones y expectativas reales que debe tener cada cliente.

Y, sobre todo se ha perdido la implicación de los médicos en el propio sistema. Y este modelo asistencial lo han creado los médicos en España. Aquí en los albores de la Seguridad Social del siglo pasado, no había empresarios aseguradores, ni hospitalarios en España. Había una necesidad por parte de muchos médicos  de hacer una medicina distinta en la relación con el paciente. Y sin apenas medios se generaban la confianza del enfermo. La competencia era durísima, en clínicas de muy baja calidad técnica, la pasión por el ejercicio libre, es decir el no intervenido por el Estado y respetando la relación medico – paciente, se convirtió , primero en una resistencia numantina y luego , la expectativa de un modelo asistencial que ahí está y que ahora nadie discute.

Es la modalidad más desarrollada en el mundo, mediante fórmulas de adhesión que en España se iniciaron con las cooperativas, en otros lugares se llaman “grupos de prácticas”  que debían evolucionar e modelos más modernos, por lo que terminaron por ser absorbidas por las empresas capitalizadas.

Sin embargo, en la asistencia sanitaria privada cabe pensar que la implicación del medico en la organización es exitosa en todos los lugares donde se ha llevado a máxima convivencia, entre las empresas capitalizadas  y  el respeto a las coordenadas del ejercicio libre de la profesión que es compatible con formas de contratación empresarial. Pero , lo que el médico ha de cuidar es que su relación con el enfermo no esté intervenida por el Estado, ni por la empresa. Es, créanlo o no, inherente al acto de curar. Y la medicina personalizada de dirigir una molécula al ADN de mi enfermo, tiene su expresión cultural, yo diría arqueológica en el influjo que se transmiten, un enfermo y su médico.

Esta aventura que se inició en los años setenta, para cobijar la manera de ejercer una profesión, s e ha quebrado lamentablemente y los empresarios van a perder , hasta dinero, sino la cuidan. Esta relación no se debe  perder porque haya entrado grandes masas de capital en inversión. El capital entiende que esta relación es sagrada.

Y ,  cabe esperar que haya modelos de ejercicio profesional en el ámbito más excelso de la Medicina, la del enfermo y su médico de cabecera que es nuestra manera de denominar a la mal traída nomenclatura de “Atención Primaria” . Esta desaparecida modalidad es imprescindible crearla d e nuevo  en España. Y , olvídese el Estado de prestarla,  es una tarea imposible. Vena la película  francesa de hace  pocos años  “Un médico en la campiña”, esa modalidad, que se está creando en USA entre grandes avenidas, sólo la crea la vocación médica y la pasión por su ejercicio.

Ese será objeto máximo de  nuestra atención y por ello pedimos la participación activa de todos los implicados . Ánimo, y os esperamos.

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